“Si no son los peldaños es el ala
que te despierta y que te grita: ¡sube!… ¡sube sin timidez,
no te abandones; si te asusta volar, hay escalones!”
Pedro B. Palacios, Almafuerte

viernes, 24 de septiembre de 2010

De Primaveras y Estudiantes
















A lo largo de estos 52 años de vida, miles de estudiantes han pasado por nuestras aulas. Como ya dijimos alguna vez, algunos entrando desde muy niños y permaciendo hasta egresar como adultos de alguna de las carreras que aquí se dictan. Muchas primaveras, muchos días del Estudiante...


Esta vez queremos transcribir un testimonio que nos envió Nahuel, egresado de nuestra escuela secundaria y actual estudiante de uno de los Profesorados de Educación Superior. Como todo estudiante, nos narra la escuela desde su mirada, y desde una mirada que fue creciendo con los años pero que nunca dejó de sentirse parte del Almafuerte...



La entrada (en las mañanas) al Almafuerte, era por lo general rápida. Uno venia con paso acelerado esperando no encontrar al preceptor en la puerta pidiendo el cuaderno de comunicaciones para anotar las llegadas tardes. Si estaba nuestra preceptora zafábamos, por que muchas veces (gracias a la buena onda y complicidad que había) no anotaba nada. Si te tocaba otro preceptor o profesor o vicedirector, seguro a mitad de año la hoja de inasistencias y llegadas tarde estaría completa. Hubo veces en que se llegaba temprano (demasiado) al punto de salir afuera (para hacer buena letra) a izar la bandera, que en pleno invierno … te la regalo!
Las llegadas tarde podían atribuirse a que el Bondi se retrasaba en llegar a la parada o que iba muy lento o que el despertador se quedaba dormido, etc.…
Ya dentro del aula, empezabas a saludar a todos (o casi todos) aprovechando que el profe (o la profe) casi siempre llegaba unos minutos tarde (unos minutos nomás, apenas unos 120 segundos), aunque algunos estaban ahí dentro ni bien sonaba el timbre.
Las primeras horas costaba un poco despertarse, dependía de la dinámica del profesor/ra. y otro poco de qué tan pegada la almohada a la cara teníamos.
De 9 a 9:20 teníamos el recreo (y otro de 10 minutos entre las 10:45 y las11hs), así que a partir de las 8:30 se entraba en la espera desesperada para que llegara el recreo y poder distendernos un poco. Como siempre esos 20 minutos de recreo se hacían muy cortos, entre que vas al baño, compras algo en el kiosco de adentro, chusmeas y pedís alguna que otra tarea, se pasaba volando. En invierno el recreo se hacia adentro, por lo general nos quedábamos en el pasillo o en el aula; en verano salíamos afuera, a las gradas o bajo los árboles. Algunos aprovechaban para fumarse un pucho y tomar un poco de sol en unos recovecos que había.
Nuevamente dentro, la mañana se iba haciendo mediodía, las horas entretenidas o aburridas. Los días que nos tocaba 5 hora, era un bajón por que había que aguantar una hora mas, si nos tocaba salir con hora libre era una bendición, y cuando falta un profesor/ra... ni hablar!
Pensar que en esa época 1 hora era una eternidad y hoy en día se nos pasan volando, cuando nos queremos dar cuenta, algunas canas se dejan entrever (jajaja).
Un típico garrón era cuando un profe (o una profe) pedía la tarea o algún trabajo práctico que había que hacer y no lo teníamos. Ahí empezaban a llover miles de excusas como: “profe lo hice con fulanito de tal, o se lo preste a menganito de tal y hoy no vino” o “profe Salí apurado de mi casa y me lo olvide en la mesa” eran típicos, otros increíbles como: “profe yo lo hice pero lo deje en la mesa y justo vinieron mis abuelos a comer a mi casa. Mi abuelo agarro unos papeles para prender el horno y cocinar empanadas y sin querer quemo mis hojas que tenían la tarea”…. ¿trajo alguna empanada al menos??? NO, las comimos todas.
Los días de examen eran días de puro nervios, los de exámenes orales era común escuchar “profe no estudie”.
Miles de cosas suceden desde que entrábamos a la escuela hasta que salíamos de ella (incluso fuera del ámbito escolar). Armamos un grupo de amigos, nos sentamos siempre en el mismo lugar (típico error), las rateadas y entradas tardes son infaltables; las mateadas y metegoleadas en el kiosco de enfrente o en el de la otra calle, los corazones que se rompen, las parejitas que se forman, los amores pasajeros, las peleas entre amigos, entre grupos que a veces parecen ser antagónicas e irreconciliables (como las clases sociales), las discusiones entre profesores y alumnos. Así como dijo Rodolfo Walsh “las paredes son la imprenta del pueblo”, las mesas son la imprenta de los alumnos (y la escuela en general), en ella hay rayones, gustos musicales, dedicatorias, puteadas, machetes, piropos, dibujos, garabatos, declaraciones de amor, etc.
En fin tantas cosas buenas y no tan buenas pasan en la escuela que me animo a decir que la mayoría (o casi todos) terminan la escuela con nostalgia, queriendo volver (y algunos volvemos).
Dos años después vuelvo al Almafuerte y casi todo se repite. Las llegadas son casi siempre tarde (ya no es por culpa del Bondi o del despertador, sino que hay otras obligaciones, y también por la propia impuntualidad que uno va adquiriendo), con la diferencia de que ya no esta el preceptor en la entrada pidiendo los cuadernos de comunicaciones. Armamos un grupo de compañeros, nos sentamos en el mismo lugar (típico error). No estamos con la almohada pegada a la cara pero después de un buen rato pinta el sueño (que se alivia con unos buenos mates), el recreo dura apenas unos minutos, te da tiempo para ir al baño, comprarse algo, fumarse un pucho (pero esta vez en un lugar abierto y no en un recoveco de la escuela). De vuelta en el aula las horas se pasan, se vuelven entretenidas o aburridas. Los días de 5 hora son un garrón (salís a las 23hs, con suerte 22:45). Las salidas con hora libre casi ni existen (salvo ocasiones), los profesores por lo general no faltan y si lo hacen, igual vas para adelantar algún trabajo práctico. Si te olvidaste de hacer la tarea o algún trabajo práctico el que se joroba es uno se ve el tirón de oreja cuando en el parcial no te acordas nada. Las rateadas y entradas tarde se mantienen, las mateadas se vuelven un ritual adentro y fuera del aula, los amores se suceden, las rupturas también (y los touch and go ni hablar¡¡¡¡¡). Los exámenes desaprobados, los nervios en los parciales, la vergüenza en exponer un tema a la clase, en fin tantas cosas siguen pasando (y algunas muy interesantes).

Que importante fue (y es) la escuela para nosotros. ¿Por que no hacemos que todos puedan tener una educación digna ( y una vida también), y puedan vivir esos momentos?????

jueves, 23 de septiembre de 2010

Dia del Maestro...












El 11 de septiembre de 1888 moría en Paraguay Domingo Faustino Sarmiento. Han pasado 114 años y su figura, apreciada y combatida, discutida y polémica, es parte imprescindible a la hora de mirar nuestra historia. No fue de aquellos que alcanzaron notoriedad con el elogio fácil. Su fuerte carácter tendió siempre a dividir aguas. Periodista y escritor, apasionado político, ministro, diplomático, presidente de la República. Maestro de escuela. Desde sus obras transmite palabras de denuncia contra las dictaduras, el ataque al despotismo, y la defensa de la educación popular.
Por eso hoy en todas las escuelas del país acompañamos a nuestros docentes. En la lucha cotidiana, en el valor de las horas compartidas, en la palabra oportuna y el oído atento. En el aula o en el patio, en las pequeñas o grandes escuelas, maestros y profesores que están y seguirán estando para acompañar el tránsito de los alumnos en esta etapa tan especial de sus vidas. A veces valorados, otras muchas desprestigiados, incomprendidos, relegados. Con la contradictoria convicción de una vocación que no resigna sus principios a pesar de las cotidianas dificultades.

Nuestra escuela recuerda en este homenaje a todos los docentes que han pasado por estas aulas, y con su compromiso y su entrega hacen que hoy, alumnos y egresados, hayan aprendido que la educaciòn es el patrimonio màs valioso al que puede acceder el ser humano.

Con afecto, con respeto, con emociòn y con el agradecimiento de todos nosotros, los docentes que sabemos que los alumnos son los que nos dan sentido. Porque son ellos con sus acciones de vida los que dan muestra de nuestra tarea...



Pero no sólo queremos conmemorar el día del maestro. Otras personas en la escuela se hacen presentes para que alumnos, docentes y directivos, desarrollen su tarea. Con su paciencia cotidiana, con su presencia inevitable en los pasillos, en la cocina, en el patio, porteros y auxiliares nos acompañan todos los días. Para ellos tambièn nuestro reconocimiento y afecto.



Así, entre docentes, estudiantes, porteros, personal auxiliar, hacemos que la escuela siga viva, y en ella siga vivo también el legado sarmientino, porque creemos en la educación.

Y porque creemos que con educación, un mundo mejor es posible...



martes, 7 de septiembre de 2010

OLIMFILO 2010






El viernes un grupo de alumnos de nuestra escuela participaron de la XIV Olimpíada Nacional de Filosofía. Junto con otras cuatro escuelas de la zona, y a pesar de las inclemencias del tiempo, se hicieron presentes en el Museo Quinta 17 de Octubre para compartir esa lluviosa mañana, para compartir su estudio, sus ganas de demostrar lo que sabían... Como coordinadora del proyecto me siento orgullosa de mis alumnos. Y para todos transcribo las palabras de la profesora Leila Neman, quien se acercó a acompañarnos y a alentar a los chicos:

Estoy cansada de escuchar la palabra inclusión, y tal como se la está usando me resulta deleznable, inconsistente.

Consulté a mi amigo el diccionario para bucear dentro de él y poder otorgarle algún significado que me ayudara a creer en la consistencia de esa palabra. Y decía “: Poner una cosa en el interior de otra o dentro de sus límites: incluir a alguien en un grupo”.

Entonces comencé a preguntarme y obviamente responderme algunas cuestiones que hacía bastante tiempo que me estaban haciendo ruido. Si debo incluir es porque ese otro está o se siente excluido. Tarea para nada sencilla porque si incluimos debemos hacernos cargo no sólo de que esté, de que permanezca, sino de los motivos que lo llevaron a dicha exclusión y en la medida de lo posible modificar tal situación. En criollo: no mirar para otro lado sabiendo que la presencia no incluye por si misma.

Esta mañana tuve la oportunidad de observar las Olimpíadas de Filosofía y mientras sacaba fotos sentí que en ese ámbito que parece tan excluyente , al que sólo pueden acceder los cultos, los eruditos, estaba viendo caritas que tenían más que ver con la exclusión que con la erudición. No importaba el uniforme del privado ni los jeans de la escuela pública, estaban todos allí, “incluidos” en el saber, en las ganas de aprender, de pasar a otra instancia de la competencia. Estaban todos en la misma, dando lo mejor que tenían.

Felicito a los profesores de filosofía y a todos los que como yo creen que lo importante es hacerse cargo.

LOS ALUMNOS QUE PARTICIPARON FUERON:

Acosta, Brenda

Buscaglia, Daniel

Collar, Nicolás

Cusano,Jonathan


Fernández, Lucas

Filippi, Martin

Fredes, Aixa

González, Liliana

Mafei, Camila

Russo, David

Zanetti, Ignacio

Y LOS QUE PASARON A LA SEGUNDA ETAPA:

Bondoni, Mariano

Bracho, Aldo

Carfi, Lucas:

Ciotto,Andrea


Cruz, Leandro


Dimenzza, Florencia


Romero, Astrid

A todos los que a pesar de las dificultades, asumieron el compromiso de enfrentar el examen. A todos los que se atrevieron a pensar por sí mismos. A todos los que demostraron que aprender vale la pena. A todos los que con trabajo y dedicación dieron muestras de responsabilidad. A todos Ustedes, queridos alumnos: FELICITACIONES!!!!

Y a los que pasaron a la segunda etapa…

A SEGUIR ESTUDIANDO HASTA EL 8 DE OCTUBRE!!!!